De cómo Ukenia Maultresantwitz se enamoró perdidamente del Último Caballero de Hurlingham (relato de BUATales)
Allá, en la
Segunda Montaña Más Alta de Capayol, vive Ukenia Maultresantwitz, la escritora
de tragedias. Ella existe en la Ovidiana,
una construcción que, a juzgar por sus casi infinitas habitaciones, parece o
fue alguna vez una posada intergaláctica. Nadie puede no conocer que Capayol
forma parte de un microcosmos contenido en la lágrima de una niña de siete años
que se ha cortado la yema del pulgar izquierdo al intentar partir un pedazo de
pan con un cuchillo sin filo mientras miraba televisión en alguna de las
naciones de tu mundo. Los tiempos son desmesuradamente relativos: mientras que
la lágrima tarde unos segundos en caer a tierra, para nosotros, entre el
instante en que la glándula lagrimal de la criatura engendra el agónico líquido
hasta el momento en que impacta contra el suelo, existen miles de millones de
años. Lo cual explica, en cierto modo, por qué Ukenia es más vieja que la suma
de las historias de todas las civilizaciones de tu realidad juntas.
Ukenia no
tiene padres. Nadie que conozca la muerte puede saber de dónde vino. Un día,
Mickett Llavers, el portero de las Dimensiones Todas, llegó a nuestro pequeño
pueblo con la muchacha en brazos. Me preguntó cuál sería el lugar más apropiado
para imaginar un mundo feliz. La respuesta fue casi automática: la Segunda
Montaña Más Alta.
–¿Y la
Primera? –preguntó Mickett.
–Murió
–repliqué–. Las montañas mueren. Algo que a nosotros no nos sucede.
Mickett
secuestró a siete personas de tres realidades distintas para construir la Ovidiana. Una de ellas, Dedalus
Bridge, decidió quedarse aquí a experimentar la inmortalidad. Por desgracia,
enloqueció, y lo transformamos en árbol. A veces medito bajo su sombra, cuando
los cuatro soles de este mundo se ponen de acuerdo y me lo permiten. Tal vez en
tu mundo los soles no hablen, pero aquí son muy parlanchines y, a veces,
groseros.
Cuando Maultresantwitz
cumplió los tres meses, Mickett hizo dos cosas: en primer lugar, le regaló a
Zehuarnatzcol, un plantapájaro verdeazul; en segundo lugar, le reveló la
verdadera razón por la cual ella existía.
Ukenia es una
escritora de tragedias. Cada día, una hurracanaria golpea la sexta ventana de la Ovidiana; ella la hace entrar. El ave
trae, atada a su tercera pata, un sobre que contiene información de un
habitante, casi siempre varón, de una de las realidades que Mickett vigila.
Ukenia lee el archivo y escribe cuatro o cinco desgracias para la persona
designada. Ni siquiera ella sabe por qué lo hace: deposita tres copias de su
trabajo en un sobre de celofán color miel, lo envuelve en la cuarta pata de la
hurracanaria, le da de beber orina de popsibilambo como recompensa y abre la
ventana para dejarla ir.
Así lo ha
hecho durante 262.431 billones de años, sin alterar su rutina, sin aburrirse de
su propio ser. Hasta que un día –porque ni siquiera la eternidad dura
eternamente– se enamoró.
He aquí los
hechos: una hurracanaria había traído la historia de un hombre cuyo nombre no
puedo recordar por alguna razón. Ukenia lo llamaría, más tarde, el Último
Caballero de Hurlingham. Ella abrió el sobre, leyó los archivos, vio su rostro.
Escribió diez tragedias en torno a la vida de una persona que no conocía. Dos
horas después, cuando la hurracanaria ya estaba fuera de su alcance, abandonó
la Ovidiana en busca del pájaro
intergaláctico.
Se había
enamorado.
Transcurrieron
semanas sin que nosotros supiéramos de su paradero. Cuando Zehuarnatzcol estuvo
a punto de morir de hambre, Dedalus Bridge dejó de ser árbol, derribó a patadas
las puertas de la casa de Ukenia y alimentó al plantapájaro hasta que recobró
fuerzas. Mickett, preocupado, llegó a Capayol con noticias estremecedoras.
–Las
Dimensiones Todas se están derrumbando. Sin una escritora de tragedias que
traiga desgracias a los hombres, los seres humanos discurren su existencia en
un ciclo de felicidad continua e ininterrumpida. ¡Oh, si supieran que la
estructura de todas las realidades se sostiene a partir del principio de tesis
y antítesis!
–¿Qué es lo
que podría suceder si Ukenia no regresa? –pregunté.
–Las
consecuencias dentro de los límites del microcosmos podrían ser catastróficas. Si
el principio de tesis y antítesis que mantiene el funcionamiento los mecanismos
de la continuidad temporal no se produce, las partículas elementales que constituyen
la materialidad de nuestro universo podrían chocarse unas con otras hasta
generar una explosión lo suficientemente considerable como para destruir el
rostro de la niña que ha derramado la lágrima en la que este mundo está
contenido.
–¿Algo de lo
que acabas de decir tiene sentido alguno?
–No. La
ausencia de la tragedia es el fin del sinsentido del universo. Si la vida deja
de ser absurda, deja de ser vida. ¿No lo entiendes?
–No. Dedalus
Bridge ha vuelto a ser árbol y Zehuarnatzcol está sano. ¿Cuál es el problema?
–Mientras
Ukenia permanezca más tiempo con el hombre al que ama, el Amor se hará más
fuerte. El Amor es una fuerza sobrenatural que excede todas las leyes de la
física. Es la ley que destruye a todas las otras leyes. Es...
– ¿Qué pasaría
si una fuerza imparable chocara contra un objeto inamovible? –pregunté.
Mickett Llavers no pudo responder a la paradoja.
Dos días después, Maultresantwitz regresó en silencio a la Ovidiana.
El amor le destruyó el corazón por completo, a tal punto que ella tuvo que
arrancárselo para no volver a sentir dolor.
–Tarde o temprano, volverá a colocárselo –afirmó Mickett, mucho más
relajado que antes–. Nadie puede vivir sin corazón. Ni siquiera ella.
Nadie puede vivir sin corazón, es cierto.
Pero, ¿se puede vivir sin amor? ¿Qué fue lo que sucedió con el Último Caballero
de Hurlingham que infundió en Ukenia una desilusión tan insoportable como para
arrancar aquella parte de sí misma que le permitía sentir?
Aún medito en esto
bajo las ramas de Dedalus.
Dentro de
miles de millones de años en este mundo y dentro de unos segundos en el tuyo,
la lágrima impactará contra el suelo y dejaremos de existir. Las Dimensiones
Todas desaparecerán y sólo sobrevivirá la tuya; la cual, a su vez, se
transformará en la lágrima de una niña que vive en una realidad superior, y tu
universo y todas las realidades posibles contenidas en él desaparecerán...
Y así
consecutivamente, infinitamente.
Ukenia sigue
escribiendo tragedias. Mickett vigila las Dimensiones Todas. Zehuarnatzcol ha
regresado a la Ovidiana. Dedalus
sigue siendo un árbol. Yo me aburro en mi triste inmortalidad. Nada ha
cambiado. Creo que Maultresantwitz se
ha vuelto a enamorar. Lo sé porque la he visto salir de su hogar otra vez, pero
acompañada del plantapájaro azul para no dejarlo morir de hambre.
Un pequeño cambio en la continuidad de los hechos. Los cuatro soles
siguen brillando en el cielo de Capayol. ¿Hasta cuándo?
Ni siquiera la eternidad dura eternamente. Cuando termines de leer
estas palabras, nos olvidarás para siempre y peregrinarás a lo largo de tu
propia historia. Creerás que la vida es corta, que la vida tiene fin, que la vida
es cambio y transformación, y arrastrarás la moraleja equivocada hasta tu
próxima muerte.
Lamento decirte que Ukenia Maultresantwitz ha escrito todas y cada una
de las tragedias que sufriste, que sufres y que sufrirás. Pero el Amor, fuerza
imparable y objeto inamovible por excelencia, la ley que anula a todas las
otras leyes, es la verdadera tragedia del ser humano.
El Amor transforma todas las cosas. Y cada cambio es una gota de dolor
en el corazón del universo.

¡Me encantó! Comento sincericidio: lo leí con voz de Dolina, me daba mucho esa onda, mientras lo imaginaba como una película de Jorodowsky jajaja, porque daba esa onda.
ResponderEliminarPD: espero que Ukenia no me escriba nada grave.
¡Gracias, Ramiro! Aunque no figura como uno de mis grandes favoritos, he tenido oportunidad de leer algunos textos de Dolina. Creo que parte de su obra se refleja un poquito acá, en especial respecto al amor. ^_^
EliminarMuchas gracias por comentar. :D
Escribís muy lindo, tus ideas fueron bien locas y me quede pegada leyendo.
ResponderEliminarEspero que Ukenia este distraída cuando le toque escribir mis próximas desgracias y si se llega a enamorar por mi mejor :P
"El amor transforma todas las cosas. Y cada cambio es una gota de dolor en el corazón del universo" me voy con esa frase grabada.
¡Muchas gracias! Creo que más de uno de nosotros desea que Ukenia se distraiga con nuestra vida. Ja, ja. ¡Saludos! ^^
Eliminar¡Fue muy muy entretenido! Esos nombres raros me fascinaron. Escribis muy bien. Impecable ^^
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias! ^_^ Me alegra que te haya gustado. :) Gracias por tu comentario.
EliminarHola, ¿nombres más difíciles no se te ocurrieron? jajaja. Aparte de eso me encanto la historia sobre todo por eso del mundo que existe en las lágrimas me pareció muy metafórica. El mundo que creaste es muy interesante y me dan ganas de saber que paso con el caballero y quién es el nuevo amor de Ukenia
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Tal vez en un futuro relato de BUATales, lo siga continuando. ^^ ¡Saludos!
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